Este medio convencional y versátil lo utilizo sobretodo en la ejecución de retratos porque ofrece una amplia gama de colores intensos y vibrantes.
Se pueden superponer las capas de pintura y mezclarse poco a poco, permitiendo transiciones suaves y sombreados que aportan profundidad y realismo a mis retratos.
La suntuosidad del óleo me vale para conseguir fácilmente texturas por ejemplo en el cabello y la piel, así como en la precisión de los detalles faciales.
Su secado lento me permite trabajar en los retratos por un prolongado tiempo sin que llegue a secarse y facilitando la corrección de errores.
Me gusta el óleo para los retratos porque su calidad garantiza en gran manera la estabilidad de los colores con el paso del tiempo.